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Relaciones significativas


A mi me gusta la gente, sus historias, su forma de ver el mundo, la manera de resolver sus problemas, las cosas de las que se ríen. Admiro la diversidad y la riqueza que da el ser auténtico y fiel a diferentes pasiones e intereses.


Ese gusto es una herencia vital y ha estado presente en mi desde niña, con la oreja parada en las conversaciones de adultos o disfrutando el juego de construir “casitas” con mis amigas o inventando planes para conocer casas ajenas, o preguntando inquisitivamente por dificultades y dolores. Así es como, con profundo interés y de manera intencional he cultivado amistades.


Para la muestra un botón, cuando tenía 20 años estaba en la Universidad y en Bogotá hubo un déficit de energía eléctrica, esto obligó a las autoridades a decretar cortes de luz programados (Si le quieren poner banda sonora, escuchen a Yuri, Con el Apagón, ¿Qué cosas suceden?). Todos los días de 6.30 a 8.00 pm cortaban la energía, nos quedamos sin luz. Yo vivía lejos de la Universidad y regresar a mi casa después de clase de 6 se volvió una odisea debido a la oscuridad, que esconde peligros reales e imaginados. ¿Qué hacer?


Buscando respuesta explore mi red de amistades y de paso enriquecí mis relaciones.


Hice una lista de personas que vivían entre mi casa y la universidad, había amigas del colegio, amigos de la universidad, amigos de mis papás, parientes, algunos muy cercanos y otros tan sólo conocidos, resultaron como cuarenta personas. Me propuse entonces de manera muy sistemática visitar una persona por día durante el apagón. En la intimidad de sus casas, las oscuridad era aliada, las conversaciones fluían, el repertorio de chistes crecía y alrededor de velas podía hacer preguntas de todo tipo, las familias, me abrieron su puertas, jugué con ellas, cocine, conocí a todos su miembros y generé relaciones para toda la vida.


Años después por mi trabajo he descubierto que hubo aciertos en mi solución y se los quiero compartir.


  1. Cultivar y Conectar

Somos seres sociales, nos relacionamos por naturaleza y buscamos establecer vínculos y conexiones. Sin embargo, si bien la necesidad de relacionarnos es natural, no siempre es posible establecer relaciones significativas. ¿Por qué?


La relevancia y el sentido de las relaciones es algo que debemos construir de manera intencional y constante, no es cuestión de azar. Las relaciones surgen y se mantienen cuando las cultivamos activamente, les damos tiempo y significado.


La conexión se da cuando alimentados por la curiosidad nos interesamos en el otro y compartimos momentos juntos. En la anécdota que les compartí, dedicaba dos horas semanales de mi tiempo a explorar y escuchar. Me dejé sorprender por historias, juegos, y lo que compartí con esas familias generó esa conexión. Las relaciones existían pero se fortalecieron con la intencionalidad y la consistencia.


Recordar esto me hizo pensar en una lista que circula en redes sociales, puede ser un lugar común, pero invita a la acción y sin duda a acciones que fortalecen relaciones.



  1. Preguntar


Nos hemos acostumbrado a fórmulas de conversación que nos dejan en la superficie y no nos permiten realmente conocer a los demás. Preguntamos por ejemplo ¿Cómo estás? sin esperar que nos contesten nada más allá de “muy bien”.


Es así, como vamos por el mundo con muchos contactos superficiales pero sin mucha conexión.


Las preguntas son esenciales para fortalecer las relaciones, a través de ellas mostramos nuestro interés por los demás, por conocerlos. Ese conocimiento fortalece el vínculo. Lo sabemos, y además también lo sabe la ciencia.


Athur Aaron, es un investigador y para un estudio sobre relaciones quería crear cercanía entre los participantes del estudio, por lo cuál creó un cuestionario maravilloso, son 36 preguntas que se agrupan en tres grupos, las doce primeras son sencillas y luego van siendo más complejas, lo que permite a las personas que conversan irse conociendo cada vez más profundamente.


Las preguntas se popularizaron porque varias de las personas que participaron en ese estudio inicial se desconocían entre sí, pero después del estudio generaron relaciones a largo plazo y algunas de ellas incluso se casaron. Después de ese primer estudio las 36 preguntas se han usado en múltiples contextos y escenarios, generando vínculos entre personas que tenían prejuicios acerca de los otros, fortaleciendo equipos o encontrando aspectos en común con personas de diversa procedencia.


Cómo ven estas preguntas están sustentadas por la investigación, pero se pueden utilizar cotidianamente, casi cómo un juego. Yo las he utilizado varias veces y de diferentes formas:


  • Con la familia, me he sorprendido descubriendo puntos de vista que no conocía.Las hice con mi mamá que tiene Alzheimer y sus respuestas fueron maravillosas.

  • En clase, generan un ambiente de complicidad y fortalecen el grupo, abren la puerta para que cada alumno inicie cuando menos 1 relación significativa.

  • En el contexto laboral, han abierto puertas y me han vinculado con personas con las que no hubiese hablado de no ser por este ejercicio formal.

  • Con amigos, donde hay polarización y comenzamos a vernos distintos, han ayudado a reencontrarnos.

La curiosidad y las preguntas nos permiten hablar de lo innombrable y esa escucha activa nos lleva a historias desconocidas que se vuelven historias compartidas.


  1. Compartir


Las relaciones son un ejercicio constante de dar y recibir. Compartimos momentos y espacios y es en el encuentro donde se genera sentido. Las relaciones significativas nos marcan de por vida y están alimentadas de recuerdos.

El compartir no tiene que tener una forma específica, ni está guiado por protocolos muy complicados, pero si hay eventos y espacios que nos reúnen y también rutinas que favorecen ese compartir, podemos ver algunos ejemplos:

  • Una llamada semanal

  • Una comida rica servida con cariño

  • La lectura de un libro compartido

  • Un juego

  • Revisitar los recuerdos

Las relaciones se fortalecen en ese compartir a veces más cotidiano y a veces sustentado por recuerdos presentes que fueron poderosos y que sellaron para siempre un vínculo.

  1. Agradecer


La Gratitud es la cereza del pastel, señala que no damos por sentada la amistad, sino que nos maravillamos de esa conexión y de lo que produce en nosotros, el agradecimiento concreta en palabras esa admiración y nos pone a ver los aspectos positivos.


Cuando agradecemos estamos reconociendo a alguién por una acción, ese reconocimiento es una invitación a que esa acción se repita y genera satisfacción tanto en quién da las gracias como en quién las recibe. Es una forma de vincularnos, donde percibimos la generosidad del otro y a la vez nos damos cuenta de nuestra capacidad de ayuda y servicio.


El bienestar, la felicidad y las relaciones se nutren del agradecimiento entonces por qué no practicar esta habilidad de manera constante, expresando gratitud muy específica cuando alguien hace algo bonito por nosotros o tal vez de manera más íntima llevando un diario de gratitud.


Relaciones significativas, trabajo constante


En la vida diaria, los 4 aspectos que menciona, Cultivar, Preguntar, Compartir y Agradecer pueden parecer obvias y muy simples, allí radica su complejidad, requieren intensión y constancia, a veces su sencillez nos hace olvidarlas y vamos perdiendo nuestra conexión o vamos olvidando que hay gente que nos aprecia y quiere saber de nosotros.

El interés por el otro y la capacidad de escuchar historias diversas nos permite habitar el mundo y llenarlo de sentido, esto nos genera bienestar y confianza.


Lecturas recomendadas


Todos podemos desarrollar este tipo de inteligencia y darle un toque más cálido a nuestras relaciones

Habla de cómo practicar gratitud de forma constante y todos los beneficios que esto trae.

Nos pone a pensar sobre aquellas cosas que podemos evitar para tener relaciones más sólidas y significativas.


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