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La anatomía de un milagro


Vamos por la vida deseando milagros, pensando que un giro inesperado en la historia nos hará felices. En suma, crecemos condicionando nuestra felicidad a que afuera las cosas sean como queremos. Si no obtengo lo que quiero, voy a hacer berrinche ya sea que tenga 2 años, 7, 15, 30 o 70.


¿Te das cuenta que no quieres milagros sino controlar al mundo?

Soy Astrid Perellon y, desde los 15 años, dediqué toda mi atención a entender por qué algunos obtienen lo que quieren y otros no. Te voy a revelar lo que descubrí en 20 años pues me sirvió a mí y a cientos de mujeres que estudian conmigo.


El cerebro sostiene un Framework, un marco de referencia o contexto, para sobrevivir. Todo lo que obtienes en la vida es producto de ese Framework. No obtienes nada fuera de él; no puedes. El Framework es el conjunto de certezas que moldean tu percepción. Deja reescribir eso: tu Framework es aquello que tu cuerpo repite químicamente. Tus patrones neuronales.


Cuando tratas de lograr algo demasiado nuevo, tu cerebro no tiene cómo incorporarlo a lo que ya existe y lo desecha para sobrevivir. ¡Y allí se te fueron tus miles de pesos que pagaste por tu fin de semana transformacional!


Te cuento por qué. Puedes conocer y comprender muchas cosas. Almacenas tanta información que te sorprenderías. Pero para que un conocimiento se note en tu vida, se requiere que el cerebro lo convierta en un patrón neuronal; un Framework.


¿Astrid, pero y los que cambian de la noche a la mañana? Ok. Hay un conjunto de químicos que despejan tu cerebro y te mueven al cambio. Esos que sientes en tu cuerpo cuando experimentas certeza (no esperanza, no deseo). El cuerpo despliega todos sus recursos lo mismo que tu mente cuando mantienes un estado químico de certeza.


Los milagros son producidos por la certeza súbita e intensa.
Los resultados en su mayoría se producen por la certeza constante.

¿Ya ves el secreto? Si produces en tu cuerpo la sensación de certeza lo estás preparando para percibir un milagro o para obtener un resultado. Ya sea gradual o repentino, tu cuerpo necesita certeza tal como necesita agua, alimento, sol y descanso.


La necesidad de controlar el mundo (y hacer berrinche cuando no lo logras) es contrario a la certeza. El estado químico de tu cuerpo durante tu berrinche infantil o adulto es tensión. Por el contrario, la certeza se experimenta como un cuerpo liberado, ligero; como alivio.


El berrinche es como "Se me cae el mundo si no obtengo esto que quiero". La certeza es como "Tengo el mundo entero a mi disposición".

Sé que para este momento tu mente está burbujeando y por eso llamamos a mi empresa Bubbling Mind, porque 4 mujeres nos unimos para asegurarte que no basta conocer y comprender; tienes que cambiar tu Framework y sostenerlo. Todos tus resultados dependen de tu Framework.


Uno que llevas cargando desde que la atención de tus padres a tus berrinches te hizo creer "cuando mi cuerpo demuestra mi tensión entonces de afuera obtengo soluciones". Y nunca te dejaron practicar la realidad: "Cuando mi cuerpo siente certeza mi propio cerebro me muestra soluciones".


Se necesita práctica para sustituir el Framework de tu infancia por este otro que te presento.


Voy a contarte lo que viví al respecto la semana pasada. Descubrí que quiero que mi novio sea como yo prefiero. Cuando me siento así, le pido que no me busque para ocuparme yo de aligerar mi malestar. Tras ello, me quedo muy silenciosa y de ser posible, inactiva. Gradualmente cambiando mi corporalidad de berrinche por una de certeza con estrategias diversas. Ya sea que me tome horas, días o semanas ¡estoy poniendo atención en la raíz del problema! El patrón neuronal de que debo controlar el exterior para ser feliz. ¡Ése es el problema! No que el otro sea quien es (quien sus patrones neuronales sostienen que sea).

Cuando cambia mi sensación en el cuerpo, entonces químicamente mi cerebro conecta con todas las soluciones. Esto es algo que saben y aplican diario los entrenadores deportivos; saben que el rendimiento físico de sus atletas determina una mente despejada, alerta, receptiva, y viceversa.


Lo hice tras dos días de distintas técnicas hasta que mi cerebro me dictó de inmediato: si no quieres a quien está frente a ti siendo él mismo, entonces no quieres al que está enfrente sino quien está en tu mente.

Le escribí a mi novio para agradecerle por ser él mismo. Quería decirle "gracias por ser quien me muestra la realidad y no quien me distrae cambiando para hacerme feliz". No sé ustedes pero para mí este cambio en mi cuerpo es el verdadero milagro. #KeepTheFramework




Conoce a Astrid

Astrid Perellón, pedagoga, hipnotista, diseñadora de contenidos y cursos para el manejo de emociones, además es locutora, storyteller y autora de 11 libros publicados. Su formación además incluye Comunicación, Locución, Oratoria, Design Thinking, Scrum Master, Project Management, Inteligencia Emocional, Sensibilidad Creativa, Poesía e Hipnosis.


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