Esta historia empieza cuando tenía a mi primer novio en la prepa. Él era uno de los más inteligentes y con los apellidos más rimbombantes de San Luis Potosí. Su familia era de aquellas que surtían de abarrotes y verduras a todo México. A pesar de contar con toda una infraestructura para hacer su carrera en el negocio familiar, decidió estudiar derecho fiscal y enfocarse en crear su propio despacho con el tiempo. Yo en ese entonces, muy inmadura, me veía como la heredera de esas tierras fértiles, produciendo herederos a mi amado y con un anillo de compromiso con un diamante tamaño pista de hielo.
Espejito, Espejito
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